El futuro de El Niño se juega en nuestro barrio

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El fenómeno de El Niño es muy complejo, depende de ciertos patrones de viento y presión en el Pacífico, pero también los modifica a su antojo. En esta oportunidad veremos cómo las presiones en el Pacífico Sur, nuestro propio patio, influencian de manera importante que tipo de evento de El Niño se puede desarrollar.

Ya sabemos que un evento de El Niño se está desarrollando en el Pacífico Central, pero aún falta mucho por saber. Por ejemplo qué intensidad tendrá, por cuánto tiempo durará, y por sobretodo, qué impactos podría tener en nuestro país son solo algunas de las preguntas que intentaremos dilucidar durante las próximas semanas.

Con los años hemos conocido que El Niño puede tener diferentes formas o “sabores”, como se ha descrito en los medios. Por ejemplo, un Niño clásico o canónico es aquel en que el calentamiento del agua superficial del mar es generalizado en el Pacífico Central y Oriental, alcanzando la costa de Sudamérica, tal como se ilustra en la figura 1 superior. Un Niño en que el calentamiento no alcanza hasta la costa sudamericana, es decir que afecta sólo al Pacífico Central, se le ha llamado en la literatura como Niño Modoki y, de hecho, pueden prevalecer aguas más frías de lo usual frente a Chile y Perú.

Esquema del patrón de anomalías de temperatura superficial del mar. Arriba el patrón de un Niño canónico y abajo un Niño Modoki.

Más allá de los sofisticados nombres, que un Niño sea canónico o Modoki va a repercutir en los impactos que tendrá en las diferentes regiones del planeta, porque recordemos, los impactos de El Niño se sienten en casi todo el globo incluido nuestro país. ¡Así de importante es!

En este artículo vamos a hablar un poco de cómo los patrones de circulación, inducidos por cambios en la presión, pueden jugar un papel en un fenómeno tan grande como El Niño y de esa forma agregarle cierto picor o dulzor a su sabor.

Pero antes de entrar de lleno en materia, vale la pena explicar que cuando nos referimos a cambios en la presión, no nos referimos a altas y bajas presiones de la escala de días, sino a patrones de presión que perduran por semanas o incluso varios meses, dentro de lo que llamamos la escala intra-estacional.

El rol de nuestro anticiclón

El anticiclón Subtropical del Pacífico (a.k.a. “nuestro anticiclón”) se sitúa regularmente en un área que va desde Isla de Pascua hasta la costa de Chile, en el Pacífico Suroriental, o lo que podríamos llamar como “nuestro barrio”. Es responsable de modular buena parte de nuestro clima en Chile. Por ejemplo, influye directamente en ser uno de los causantes de que tengamos un árido desierto en el norte del país. Pero también tiene algo que decir a la hora de definir un evento de El Niño, ¿cómo se produce esto?

Existe una oscilación que investigadores norteamericanos han llamado Oscilación del Pacífico Sur (SPO por su sigla en inglés, Southern Pacific Oscillation), que relaciona las presiones frente a las costas de Chile Central con las presiones al extremo sur del Océano Pacífico. 

Esta oscilación funciona como un balancín y se define de la siguiente forma: cuando las presiones son anómalamente negativas (podemos recordar acá lo que es una anomalía) frente a Chile Central, al mismo tiempo se vuelven positivas en el extremo sur del Pacífico (cerca de la Antártica). A esta condición se le ha llamado la fase positiva del SPO.

Cuando la fase positiva del SPO se hace presente, significa que el anticiclón subtropical del Pacífico está más débil de lo normal y que las presiones entre la Antártica y Punta Arenas están más intensas respecto a lo normal para la época, tal como se muestra en la siguiente ilustración.

Como podrán haber intuido, también existe una fase negativa, en el que las presiones del anticiclón son más intensas de lo normal y las presiones al sur son más débiles de lo normal, como se ve a la derecha en la siguiente imagen.

Patrón de anomalías de presión a nivel del mar. Izquiera la fase positiva de SPO y a la derecha la fase negativa. Colores amarillos indican presiones sobre lo normal y colores azules presiones bajo lo normal. Los vectores indican anomalías del viento cercano a la superficie.

Y cómo afecta esto a El Niño?

Este patrón de circulación desencadena una serie de efectos no solo en el área cercana y de influencia directa de los vientos y las presiones en Chile. Sus efectos se sienten más al norte, justo en la zona tropical del Pacífico. Veamos paso a paso la sucesión de eventos que ocurren en una fase positiva de la SPO.

  1. Cuando el anticiclón es más débil, los vientos del sur -que de manera casi permanente tenemos en nuestra costa- también se vuelven más débiles.
  2. Cuando los vientos del sur son más débiles, la surgencia (ver recuadro) también es más débil en la costa del centro y norte del país.
  3. Cuando la surgencia se debilita, la costa de Chile, particularmente en el Norte y también en el Perú se tiende a calentar, debido a que hay un menor afloramiento de aguas frías desde las profundidades.
  4. Por otra parte, con un anticiclón más débil, los vientos alisios también se vuelven más débiles en el extremo noreste del anticiclón.
  5. Y al ser débiles, es más fácil para los pulsos de viento del oeste en el Pacífico Central avanzar hacia la costa sudamericana y con ellos, aguas más cálidas.
  6. En consecuencia, el debilitamiento de la surgencia y de los alisios, hace que sea más probable que las anomalías cálidas del océano Pacífico lleguen hasta la costa sudamericana y con esto El Niño sea más intenso y canónico.

La fase negativa de SPO, por el contrario, genera una reacción en cadena opuesta, favoreciendo el desarrollo de eventos El Niño que se quedan sólo en el Pacífico Central tipo Modoki, con temperaturas más frías de lo normal en la costa sudamericana.

La siguiente animación muestra todo el proceso.

Esquema del mecanismo físico de interacción entre SPO y El Niño. En contornos se representa la presión, en colores la temperatura del mar y en vectores en viento cercano a la superficie.

Aunque no lo queramos, esto se puede complicar un poco más porque el SPO también puede verse modificado por El Niño. Cuando se desarrolla un evento de El Niño (puedes revisar acá el mecanismo físico), la convección anómala en el Pacífico central provoca que el patrón positivo del SPO se haga más probable, generando de esta forma una retroalimentación positiva. De hecho, que exista esta conexión entre El Niño y las presiones en el Pacífico sur, son parte del porque los años de El Niño suelen ser más lluviosos en nuestro país. Esta relación y el mecanismo físico que hay detrás –de seguro- será tema en futuras publicaciones de nuestro blog, estén atentos.

¿Qué es la surgencia?

El término surgencia se aplica para el fenómeno de afloramiento de aguas profundas hacia la superficie del mar. Esto ocurre en nuestra costa cuando los sostenidos vientos del Sur generan un efecto de transporte de aguas superficiales costa afuera, lo que es compensado por aguas profundas. Como estas aguas profundas son frías, la superficie del mar se enfría. Esta es parte de la explicación de porque nuestras playas son tan frías.

Utilizando SPO para hacer pronósticos

Como los eventos de El Niño suelen desarrollarse durante la primavera de nuestro hemisferio y alcanzar la madurez durante el verano, se ha comenzado a utilizar el SPO de invierno (definido como el periodo junio-julio-agosto) para predecir qué tipo de Niño se desarrollará. Esta línea de pensamiento la siguieron unos investigadores, que llegaron a la conclusión de que sí funciona, alcanzándose tasas de acierto de casi 70%. Este número es bastante bueno, teniendo en consideración de que el SPO es sólo uno de los tantos factores que modulan la forma e intensidad de El Niño.

Lo que se viene el resto del 2018 es, con una alta probabilidad, un evento de El Niño. Sabemos que se aproxima, pero su duración, intensidad y forma son aún un tanto inciertas. Por lo mismo, sus potenciales efectos tanto en lluvias como temperaturas en Chile también lo es.

Anomalías de presión a nivel del mar en los meses de junio y julio de 2018. Lineas rojas continuas indican presiones sobre lo normal y líneas azules discontinuas indican presiones bajo lo normal.

Miremos el SPO de lo que va de junio y julio. Si hemos entendido todo bien, este es el patrón negativo del SPO y por lo tanto no debería favorecerse el desarrollo de un Niño que llegue hasta la costa sudamericana (al menos con un 70% de probabilidad). Este resultado coincide con los pronósticos especializados que estiman que este evento de El Niño tendría la forma de un Niño tipo Modoki para los próximos meses.

Los Niños tipo Modoki suelen ser más débiles que los Niños canónicos, porque el calentamiento en el Pacífico es más localizado. Esto lleva a pensar que los efectos que se sienten también debiesen ser más débiles. Ahora, esto debiera ocurrir la mayoría de las veces, porque como ya sabemos, con el clima siempre hay excepciones.

Si bien en este artículo hemos discutido sobre la importancia del SPO en el desarrollo de El Niño, es necesario no perder de vista todas aquellas oscilaciones o patrones de los que no hemos hablado aquí, y que tienen tanta o más relevancia a la hora del desarrollo de un evento de El Niño.

El fenómeno de El Niño es muy complejo que depende e influencia a muchos patrones de circulación atmosféricos en el mundo por lo que usualmente hacemos esto: separar los componentes para entenderlos mejor. Hoy nos tocó hablar del SPO y mañana puede ser de otro.

Sin duda que El Niño nos fascina y aún estamos en proceso de entenderlo en su complejidad. Estén atentos a nuestras próximas publicaciones y boletines.

 

Escrito por: Diego Campos. Editor: José Vicencio. Periodista: Paz Galindo.

Información para esta publicación:

NOAA Blog: ENSO flavor of the Month.

NOAA Blog: Look South, ENSO forecasters!

You, Y. and J. C. Furtado (2017), The role of South Pacific atmospheric variability in the development of different types of ENSO. Geophys. Res. Lett.

Larson, S. M. & Kirtman, B. P. The Pacific Meridional Mode as an ENSO precursor and predictor in the North American Multimodel Ensemble. J. Climate.

Axel Timmermann et al. (2018), El Niño–Southern Oscillation complexity, Nature.

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6 Responses

  1. Rodrigo Contreras Flores dijo:

    Buena la publicación.
    Tenía una pregunta:¿A qué se deberia el debilitamiento de la alta semipermanente del Pacífico y análogamente la intensificación de las bajas presiones al sur del Pacífico?

    • Diego Campos dijo:

      Hay varias posibilidades para eso. Climáticamente hablando, a una escala intraestacional, ciertas fases de la Oscilación Madden Julian favorecen un debilitamiento del anticiclón. A una escala estacional, el mismo Niño favorece un debilitamiento del anticiclón.
      Muchas veces, la propagación de ondas con fuentes tropicales tienden a cambiar el patrón de presiones en el Pacífico Sur, por lo que es necesario hacer seguimiento a éstas para ver sus efectos.
      Saludos

      • Rodrigo Contreras dijo:

        Gracias por la respuesta. Me surgió otra duda, cuando te refieres a las ondas, te diriges a las ondas Kelvin del océano, que acompañan posteriormente la presencia de un NIÑO?

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