Verificando el pronóstico estacional: ¿Cómo nos ha ido este 2019?
Se acabó el invierno 2019 y ya no hay vuelta atrás. Este año las lluvias fueron extremadamente escasas en gran parte del país, consagrándolo como uno de los inviernos más secos de la historia. Pero, además del análisis de lo que sucedió, una de nuestras tareas es saber qué tan bien resultó el pronóstico estacional que emitimos cada mes. Este proceso se conoce como verificación y es uno de los pilares fundamentales del desarrollo de los pronósticos estacionales, puesto que, nos permite ir corrigiendo errores y problemas, así como también afianzar metodologías que están generando buenos pronósticos.
Los meteorólogos somos entrenados para hacer pronósticos de corto plazo. Observar la sinóptica y la mesoescala; desde la nubosidad hasta el desarrollo de los sistemas frontales, para así predecir lo que se viene las próximas horas o días. En la escala trimestral, conocido como pronóstico estacional, el enfoque cambia radicalmente puesto que debemos intentar predecir cómo se comportarán estos fenómenos meteorológicos pero en la suma total, sin ver (por ahora) cada evento en particular. A esto se suma que los modelos meteorológicos a los que recurrimos frecuentemente no son del todo buenos para predecir con tantos meses de anticipación.
Para subsanar estos problemas, desde febrero de 2019 la Oficina de Servicios Climatológicos ha construido un sistema de pronóstico subestacional y estacional que combina lo mejor de los aspectos estadísticos y lo mejor de los modelos dinámicos. En resumen, el pronóstico utiliza al menos 10 modelos meteorológicos diferentes, para así considerar toda la variabilidad climática posible; y además se ponderan los mejores modelos por sobre los malos modelos, considerando según la ciudad y la época del año. ¿El resultado?, cada mes, emitimos un pronóstico de precipitación para el mes siguiente y para el trimestre siguiente, así como también, un pronóstico de temperatura mínima y máxima media para los próximos tres meses.
Sin embargo, una parte importante del proceso es la verificación. Esta corresponde a determinar qué tan bueno o malo fue el pronóstico. Al respecto, en este artículo, queremos verificar los últimos 5 trimestres de este año, entre febrero y junio, con especial enfoque en el Otoño (MAM) e Invierno (JJA). Veamos cómos nos fue.
El pronóstico de otoño
El inicio del periodo de lluvias en Chile estuvo marcado por el breve y ligero episodio de El Niño en el Océano Pacífico Tropical. El pronóstico estacional emitido en febrero para marzo-abril-mayo no parecía considerar los efectos de un evento de El Niño sobre las lluvias. En general, El Niño produce otoños más húmedos en Chile Central, sin embargo, este episodio era muy débil como para aumentar las precipitaciones durante el trimestre.
Pero, ¿qué pronosticamos en febrero para los próximos tres meses?. El pronóstico indicaba que entre Santiago y Puerto Montt, las precipitaciones estarían bajo el rango normal, es decir, pronosticamos una condición seca. Caso opuesto entre el sur de Atacama y la Región de Valparaíso, donde predominarían condiciones más lluviosas de lo normal.
La realidad fue que todo el tramo pronosticado como seco, efectivamente cumplió esa condición. Por ejemplo, en Santiago se pronosticaron menos de 77 mm y apenas cayeron 7 mm. En el caso de Concepción, la lluvia acumulada del trimestre de otoño fue de 148 mm y nuestro pronóstico indicaba lluvias totales por menos de 204 mm. Esto significa que, al menos, en gran parte de Chile Central y Sur, el pronóstico de otoño fue exitoso en prever condiciones más secas de lo normal. En el caso de Magallanes, el pronóstico para Punta Arenas era de doble categoría: normal o lluvioso. La realidad indicó una condición normal, con 138 mm totales acumulados, lo que implica que el pronóstico también se cumplió.
¿Dónde fallamos?, principalmente en el Norte Chico y parte de la Región de Valparaíso. Por ejemplo, para La Serena, pronosticamos un trimestre más lluvioso de lo normal, lo que implicaba más de 11 mm de lluvia. Pero en realidad, cayó poco más de la mitad de ese valor. Esto también sucedió en Valparaíso, en donde esperábamos más de 39 mm en el total trimestral y solo cayeron 12 mm.
Pronosticando el invierno más seco en décadas
En el mes de mayo, se nos vino una de las tareas más difíciles para los climatólogos: pronosticar el invierno 2019. Por un lado, el evento de El Niño se mantenía en una categoría bastante mediocre de intensidad, entregando más dudas que certezas sobre sus potenciales efectos en nuestro país. Por otro lado, los modelos dinámicos eran claros en entregarnos un pronóstico seco para gran parte de Chile Central y Sur, mientras que el calentamiento del Océano Pacífico Suroccidental, uno de los potenciales culpables de la mega-sequía de la última década (1), se mantenía con gran intensidad previendo un invierno seco.
El resultado de consenso del pronóstico estacional era claro: la sequía continuaría este invierno. Debido a que no pronosticamos magnitud, solo sabíamos que entre el sur de Atacama y la Región de La Araucanía las lluvias estarían bajo el rango normal. La realidad fue tal cual se pronosticó, puesto que registramos totales de lluvia en extremo bajos. En Santiago, cuando la lluvia invernal es inferior a 139 mm se considera como un trimestre seco. ¿Cuánto llovió en realidad?, apenas 59 mm, siendo el tercer invierno más seco de los últimos 70 años.
El pronóstico también fue acertado en la región del Maule, una de las zonas del país en donde se registró el invierno más seco en 70 años. Llovió apenas 55 mm en tres meses, coincidiendo con nuestro pronóstico que indicaba una condición seca con menos de 298 mm de acumulación para el trimestre.
En el caso de la zona sur, las cosas se empiezan a complicar. Por ejemplo, en Temuco nuestro pronóstico indicaba un trimestre normal o seco, lo que significa lluvias totales menores a 535 mm. ¿Se cumplió?, sí, puesto que la lluvia total fue de 467 mm. No así en el caso de Puerto Montt, donde nuestro pronóstico indicaba un trimestre normal a lluvioso y fue todo lo contrario: seco. También tuvimos problemas para pronosticar la Región de Magallanes. Nuestro pronóstico era categórico de una condición lluviosa, sin embargo, tuvimos un trimestre dentro de los rangos normales de precipitación.
Mejorando el acierto
Tal como pudimos observar en los dos ejemplos anteriores, hubo amplias regiones con aciertos en el pronóstico estacional, mientras que otras zonas presentaron pronósticos errados. Esto es algo normal en cualquier escala de pronóstico, debido a que aún existen muchos aspectos de nuestro clima que no conocemos del todo y que pueden afectar a las variables meteorológicas, sin poder predecirse con tanta anticipación.
La evolución del acierto total este año, considerando 26 estaciones meteorológicas a nivel nacional, indica un fuerte incremento en la tasa de aciertos desde el verano hacia el invierno. Esto es muy positivo, puesto que nuestro primer pronóstico con la nueva metodología comenzó en otoño (MAM) y ha dado sus frutos con porcentajes de acierto de hasta 77% en el trimestre junio-julio-agosto.
Un 60 o 70% puede parecer poco, pero en la perspectiva estacional, son valores considerandos buenos o muy buenos, debido a las dificultades en la predicción propias de esta escala temporal. Nuestro objetivo, por supuesto, es mejorar aún más estos aciertos con el pasar de los años, entregando información cada vez más exacta a ustedes, nuestros usuarios. Mejorar los pronósticos estacionales en estas regiones es parte de los desafíos a los que la Dirección Meteorológica de Chile se está encaminando en los próximos meses y en los que pronto habrán nuevas sorpresas.
Escrito por: José Vicencio. Editor: Catalina Cortés. Periodista: Paz Galindo.
Referencias
- Boletín de Pronóstico Subestacional y Estacional de Marzo de 2019 y de Mayo de 2019.
- Datos de verificación se obtuvieron a través de estaciones meteorológicas DMC, DGA, Armada de Chile y Minera CODELCO-ANDINA.
- (1) De acuerdo al trabajo de Garreaud et al., 2019. Puedes revisar el paper aquí.
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