Las Heladas… Una fría aventura que está por comenzar

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El invierno se acerca a pasos agigantados y con ello también una disminución de las temperaturas, diciéndole adiós definitivamente a la ropa veraniega. En ocasiones, en gran parte del país la disminución de las temperaturas en las mañanas llega a ser tal, que las cosas en el ambiente se congelan, produciéndose un fenómeno conocido como helada

Helada, ¿qué es eso?

Seguramente estás pensando en alguna bebida fermentada y de sabor amargo, pero no. En meteorología nos referimos a una helada cuando la temperatura del aire es menor o igual a 0°C, y ocurre cuando se combinan varios factores como la disminución de la temperatura, cambios en la humedad del aire, variación del viento y las condiciones del terreno, produciéndose generalmente durante la madrugada o las primeras horas de la mañana. 

Por lo tanto, cuando se combinan estos factores meteorológicos, y dependiendo de cómo sea esta combinación, se pueden originar las heladas; pero también dependen de dónde se realiza la medición de la temperatura del aire. En la Dirección Meteorológica de Chile y en todas las instituciones regidas por la normativa de la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura del aire es medida por un instrumento ubicado a 1.5 metros del suelo.

Heladas iban, heladas venían

Entonces, si nos fijamos en la figura 1, podemos ver que si la temperatura del aire medida a 1.5 metros del suelo desciende a un valor igual o inferior a 0°C -independiente de su duración o intensidad- se denomina helada meteorológica. Por otra parte, si esa medición de la temperatura registra valores cercanos a 3°C se denomina helada superficial, ya que la temperatura del aire es aún más baja cerca del suelo, debido a que este se enfría más rápido que el aire. Por lo tanto, si hay 3°C a 1.5 metros de altura, perfectamente se pueden registrar 0°C o menos al nivel del suelo.

Figura 1. Esquema de la diferencia entre helada superficial y helada meteorológica.

Ahora bien, también podemos explicar las heladas por su proceso atmosférico, las cuales se clasifican en dos tipos: heladas por radiación y heladas por advección.

Las heladas por radiación son las más comunes y se generan por la pérdida de calor del suelo durante la noche. Sabemos que durante el día el suelo absorbe radiación y se calienta, pero al anochecer -y sobre todo en noches sin nubes- se pierde calor por radiación. La figura inferior nos muestra cómo, durante una noche despejada y con una atmósfera seca, la radiación que el suelo absorbió durante el día se emite de vuelta al espacio, enfriando significativamente la superficie de la tierra; algo así como si destapáramos completamente una olla con agua caliente un par de minutos. Por otro lado, este escape energético al espacio es bloqueado, en gran medida, durante noches nubladas y de alta humedad, redistribuyendo la mayor parte de ese calor en la atmósfera y evitando descensos abruptos de la temperatura en superficie. En este caso es como si dejáramos sólo una pequeña parte de una olla destapada, así su enfriamiento será más lento.

Figura 2. Relación de la pérdida radiativa durante la noche para cielo despejado y con nubosidad.

Figura 3. Variación de la temperatura con la altura cuando ocurre una inversión térmica.

Pero vamos más allá, dado que lo que realmente caracteriza a las heladas por radiación es la inversión térmica (Figura 3), situación que se produce cuando la temperatura aumenta según la altitud. Es importante conocer la altura de la atmósfera donde se produce esta situación, ya que podría ser muy útil para el control de la helada en rubros como la agricultura.

En tanto que las heladas por advección (Figura 4), se producen debido al movimiento de una masa de aire frío sobre una región específica. En nuestro país, este tipo de heladas se producen generalmente tras el paso de un sistema frontal, después de que ya ocurrió la lluvia e ingresa una alta presión con una masa de aire muy frío proveniente desde zonas subpolares o de altas latitudes. Sin embargo, existen ocasiones donde este tipo de heladas se deben al establecimiento de un anticiclón frío, sin que haya pasado un frente por la zona. 

Estas heladas tienden a ser muy intensas, especialmente si se advecta aire desde zonas polares. Se presentan principalmente durante la madrugada y parte de la mañana, van acompañadas de vientos moderados a fuertes con velocidades mayores a 15 km/h y son más frecuentes durante el invierno. Esta helada es más intensa por el fuerte descenso en la temperatura y tiene un período de duración más prolongado que la helada por radiación. Además, cuando ocurre este tipo de helada puede extenderse de igual manera tanto en altura como superficie, ya que una helada puede afectar desde la zona central hasta el sur del país.

Figura 4. Configuración a escala sinóptica de una helada advectiva.

También hay ocasiones donde se registran heladas mixtas, que resultan de la combinación de la helada por advección y la radiativa, llegando a ser las más intensas debido a la gran pérdida de calor durante la noche y a la masa de aire frío que se desplaza por la zona afectada. En general este tipo de heladas son las más frecuentes en nuestro país.

Como ves, las heladas son un fenómeno que puede afectar a cualquier zona de Chile, por lo que es importante entender su comportamiento ya que pueden tener un gran impacto en muchas actividades como la agricultura, la ganadería, el sector energético y también sobre la salud de la población. 

Y aunque muchas veces pensamos que este invierno será menos frío que el anterior, debemos estar siempre preparados y atentos a la evolución de las temperaturas para que no termines congelándote. ¡Ah! y recuerda que las bajas temperaturas no solo afectan a las personas, también pueden generar daños y problemas en plantas y animales. Pero eso es parte de otro capítulo…

 

 

Escrito por: Consuelo González. Editado por:  Juan Crespo. Periodista: Paz Galindo. Figuras: Francisca Rubina.

 

Referencias

-Vocabulario meteorológico internacional. Ginebra: Secretaría de la Organización Meteorológica Mundial. 1992
-AL DAÑO, M. P., & DEL SITIO, G. D. U. (2016). HELADAS.
-Uribe Meneses, J., Cabrera, R., & Paneque Corrales, M. (2012). Atlas bioclimático de Chile.
-Bravo H., Rodrigo, Quintana A., Juan y Reyes M., Marisol (eds.) (2020) Heladas. Factores, tendencias y efectos en frutales y vides [en línea]. Osorno: Boletín INIA – –Instituto de Investigaciones Agropecuarias. no. 417.

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