Rotando al revés: Qué pasaría con nuestro clima si el planeta girara en sentido contrario

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Imagina ser Superman o Supergirl por un día. Probablemente harías muchas buenas acciones, te darías algunos lujos y también harías algunas locuras. Los meteorólogos y climatólogos intentarían modificar algunos aspectos del tiempo y del clima que pueden ser muy destructivos: por ejemplo, detener un huracán que amenaza una ciudad, traer lluvias a una zona con mucha sequía o detener el imparable cambio climático. También, estarían interesados en cambiar ciertos aspectos de nuestro planeta que influencian nuestro clima, como por ejemplo, la forma en que rota nuestro planeta, ¿qué cambios habrían en el clima? ¡Muchos, para ser sinceros!

Lamentablemente los superpoderes al estilo kriptoniano no existen, pero no por eso nos quedaremos solo en la imaginación. Como ya les mencionamos en otra de nuestras publicaciones, en meteorología poseemos herramientas muy potentes que nos permiten hacer nuestros experimentos: los modelos numéricos. Gracias a estos modelos podemos simular el clima actual, pudiendo hacerles pequeños grandes cambios: Por ejemplo, podemos agregar dióxido de carbono para ver los efectos del cambio climático, sacar la cordillera de Los Andes y ver que pasaría con las lluvias en Chile; o calentar el océano para ver el efecto en la circulación de las corrientes marinas.

Esto no se hace por un simple capricho: en la atmósfera los efectos del mar, la topografía, la nubosidad, los gases de invernadero y tantos otros, están altamente ligados y mezclados entre si, por lo que modificar una de estas características (dejando todo lo demás igual) nos da una idea de su importancia, y estos experimentos, llamados de sensibilidad, son primordiales para este tipo de investigación.

En el año 2018, un grupo de científicos europeos decidieron hacer un experimento bien llamativo para responder a la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si la Tierra girara al revés? En el fondo, este experimento permitiría comprender cuán importante es este efecto astronómico (la dirección en que rota el planeta) en nuestra atmósfera, en nuestro clima y mucho más. Debido a la rotación del planeta, los movimientos del aire en escalas de varias horas y longitudes muy amplias se ven desviados a la izquierda en el Hemisferio Sur, y hacia la derecha en el Hemisferio Norte. Esto se conoce como efecto de Coriolis y posee grandes implicancias en como es el clima.

Europa congelada: Bienvenida la era del Hielo

El viejo continente recibe las cálidas aguas de la corriente del Golfo directamente desde el trópico, en parte gracias a la presencia de un gran anticiclón sobre el Atlántico Norte, lo que genera un clima más cálido de lo normal para su latitud. Sin embargo, al girar la Tierra en sentido contrario, le decimos adiós a la cálida corriente del golfo y le decimos hola a los hielos marinos de la zona polar. El anticiclón seguiría existiendo, pero ahora, rotaría de forma opuesta y con un mínimo efecto en las costas europeas. Debido a esto, es que los hielos polares serían capaces de avanzar más de 2.000 Km desde su posición actual (en la figura, línea gris que dice límite actual), llegando hasta las costas de Francia (línea blanca).

De todos los cambios de temperatura que sufriría el planeta al rotar en sentido opuesto, el de Europa es el más intenso de todos. La temperatura media anual sería 10°C más fría que en un planeta “normal”. Los veranos de Londres y Oslo, ya de por si fríos, serían similares a los inviernos de la actualidad. Y el invierno, bueno, aún peores. En nuestro planeta “normal”, el flujo sobre Europa es mayormente desde el Oeste; pero en un planeta rotando al revés, el aire fluiría desde el este, viniendo directamente desde el frío centro y norte del continente. 

Chile: Un norte tropical y un sur más seco

Nuestro anticiclón nos trae estabilidad atmosférica y también mucho flujo del oeste y del sur, asociado mayormente a aire frío. Además, como el viento va de sur a norte a lo largo de nuestra costa, produce surgencia, fenómeno que genera el afloramiento de aguas aún más frías justo frente a la línea costera e intensificando la estabilidad (poca lluvia).

Sin embargo, en un planeta rotando al revés, nuestro anticiclón giraría en sentido contrario y traería un flujo cálido y húmedo desde el norte, calentando el aire de forma importante entre Arica y la Región del Biobío, disminuyendo la estabilidad atmosférica con casi nula surgencia. En el norte de Chile viviríamos con mínimas y máximas entre 6 y 8°C más altas que en la actualidad, lo que significaría que durante el verano las temperaturas superarían con facilidad los 30°C.

La lluvia también se vería incrementada, probablemente asociada a las condiciones más cálidas y a la humedad traída desde el Ecuador, sumado al efecto orográfico de Los Andes, tal como se ve en la siguiente figura esquemática. Nuestro norte se volvería, literalmente, una zona realmente tropical. El modelo estima, de manera muy gruesa(*3), que el norte del país podría recibir entre 100 y 200 mm promedio por mes… ¡una enormidad!

Al contrario de lo que sucede en la actualidad, en donde el interior del continente es muy húmedo y la costa oeste de Sudamérica es un desierto; con una Tierra rotando al revés, la costa chileno-peruana sería más húmeda y el interior del continente mucho más seco. Los autores identificaron que la zona entre el sur de Brasil, Paraguay y Argentina, pasaría a tener un clima más bien árido, disminuyendo las lluvias totales anuales de forma considerable y acortando el área cubierta por bosques más o menos un 20%.

Precipitaciones, posición de anticiclones y ciclones en una Tierra rotando en sentido contrario. Adaptado de Mikolajewicz et al., 2018

Otro de los efectos bien locos de una Tierra girando en sentido contrario, sería el cambio que sufrirían los sistemas frontales. En nuestra Tierra normal, los frentes y las depresiones se mueven de oeste a este. Cuando se acercan al continente y gracias a la cordillera de Los Andes, descargan grandes cantidades de lluvia en nuestro país, pasando con aire más seco hacia el sector Argentino. Esto explica, en parte, lo frondoso de los bosques sureños y lo seco de la pampa argentina.

Pero si los frentes vinieran desde el este… ¿adivinas que pasaría? Toda la lluvia quedaría concentrada en el país trasandino, volviendo altamente húmedo la actual árida pampa y secando considerablemente nuestro sur. Las simulaciones estiman que la precipitación mensual sería entre 100 y 200 mm más baja que la actualidad, convirtiendo esta área en una zona mucho más seca que en nuestra realidad.

Esta son solo algunas de los aspectos meteorológicos que cambiarían con una Tierra rotando al revés, demostrando que no es trivial para nuestro clima el factor astronómico de rotación. Los autores concluyen que la combinación de la circulación de vientos, junto a la topografía continental y las corrientes marinas, son los principales factores que explican el cambio de los montos de lluvia, temperatura y a su vez la vegetación; aunque los balances de energía total parecen mantenerse contante, la superficie de nuestro planeta sería radicalmente diferente. ¿Qué otro cambio harías en estos experimentos numéricos?

Escrito por: José Vicencio. Editor: Manuel OlivaresJuan Crespo y Diego Campos.

 

Información para esta publicación:

  • Esta publicación está basada en los resultados de: Mikolajewicz, U., Ziemen, F., Cioni, G., Claussen, M., Fraedrich, K., Heidkamp, M., Hohenegger, C., Jimenez de la Cuesta, D., Kapsch, M.-L., Lemburg, A., Mauritsen, T., Meraner, K., Röber, N., Schmidt, H., Six, K. D., Stemmler, I., Tamarin-Brodsky, T., Winkler, A., Zhu, X., and Stevens, B.: The climate of a retrograde rotating Earth, Earth Syst. Dynam., 9, 1191-1215, https://doi.org/10.5194/esd-9-1191-2018, 2018.
  • (*1) En el libro favorito de los meteorólogos (An introduction to dynamic meteorology, James Holton) existe una descripción más detallada (con ejemplos y ejercicios incluidos) sobre el efecto de Coriolis.
  • (*2) Considerando movimientos escala sinóptica (horas o días, tamaño 1.000 Km) y sin considerar roce en la superficie.
  • (*3) Estos modelos poseen ciertas limitantes debido a la resolución espacial (son muy gruesos), por lo que las estimaciones puntuales deben ser tomadas con precaución.

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