Antártica: Una experiencia fantástica
A veces a los meteorólogos nos toca ser parte de descubrimientos o acontecimientos que marcan al mundo, en otras, nos toca conocerlo. Y sí, este fue mi caso, con el viaje más fantástico que he realizado gracias a la meteorología: viajar a la Antártica. A continuación compartiré con ustedes mi experiencia.
Probablemente muchos de nosotros hemos visto reportajes y fotografías maravillosas de la Antártica. Este lugar casi mágico, alejado de la influencia humana, es el deseo de viaje de muchos amantes de la naturaleza, aventureros y por supuesto científicos. No obstante, también es sabido lo difícil y costoso que es llegar hasta el continente blanco. Los viajes turísticos cuestan más de un par de millones de pesos y la única oportunidad que veía para viajar hasta allá era a través de mi profesión de meteorólogo.
Es importante recordar que la Antártica es un laboratorio natural de cambio climático y la comunidad científica se traslada año tras año a este frío y lejano lugar para conocer un poco más de estos cambios en el clima. Este es el caso del Instituto Antártico Chileno (INACH), que todos los años realiza una serie de proyectos enfocados al estudio de la atmósfera, razón por la cual, el Dr. Raúl Cordero de la Universidad de Santiago, me extendió una invitación para participar en la última etapa de la campaña de mediciones de la temporada 2017-2018. Su objetivo es comprender el rol de las nubes en el balance radiativo de la península y para esto es necesario obtener una caracterización de la nubosidad.
Y así, casi de un día para otro, pasaba a ser parte del equipo de investigadores antárticos, que entre el 31 de enero y el 5 de marzo, realizó una serie de mediciones en este austral continente, datos de gran relevancia para las diversas investigaciones que se llevan a cabo.
El continente blanco, y en particular la Isla Rey Jorge ubicada en la Península Antártica, no es un lugar ajeno a los meteorólogos, ya que todos los años se renueva el equipo de estos profesionales que con mucho compromiso y sacrificio vive en Villa Las Estrellas para apoyar la seguridad aérea en el aeródromo Teniente Rodolfo Marsh con la entrega de pronósticos. ¡Aguante muchachos!
Mediciones Antárticas
¿Alguna vez han escuchado sobre las mediciones de radiosonda o sobre los globos meteorológicos?. Pues bien, de manera muy general les puedo contar que es un instrumento conformado por una liviana caja que contiene sensores que miden diferentes variables meteorológicas y que son transportados por un globo especial inflado con helio, que asciende hasta la atmósfera alrededor de unos 20 km antes de reventarse y caer.
Este tipo de instrumentos es de mucha utilidad para los meteorólogos, ya que entrega información vital de la atmósfera. Por ejemplo, podemos hacer perfiles verticales de temperatura, humedad y viento, y así determinar las zonas donde la atmósfera tiene suficiente humedad para formar nubosidad, o donde se producen inversiones térmicas (aumento de la temperatura con la altura), sólo por nombrar algunas aplicaciones básicas.
Durante mi estadía, debíamos lanzar un globo sonda todos los días a las 08:00 horas. Situación que generó gran curiosidad e impacto en el resto de científicos, periodistas y habitantes de la Península, quienes incluso -alguno de ellos- fueron parte del lanzamiento. ¡Causamos sensación!
También estuvimos a cargo de una plataforma donde se hacen mediciones de variables más específicas con una serie de instrumentos de nombres estrafalarios, por decirlo de alguna manera:
– Piranómetro: mide la radiación proveniente del sol (lo que llamamos radiación de onda corta).
– Pirgeómetro: detecta la radiación que se emite desde la Tierra (o radiación de onda larga).
– Espectroradiómetro: cuantifica la radiación que llega a la superficie en diferentes longitudes de onda (lo que se conoce como irradiancia espectral).
Estas mediciones permiten obtener información detallada de la evolución temporal de la radiación UVB y UVA y estimar la concentración de ozono sobre la península Antártica. Esta se vigila permanentemente porque es uno de los principales factores que afectan en la radiación que incide sobre la superficie de la tierra.
Todo esto fue complementado con la utilización de un LIDAR (Light Detection and Ranging). Instrumento que dispara un láser verde de manera vertical a la atmósfera, el cual por propiedades ópticas de luz, como reflexión y polarización, puede cuantificar e inferir la composición de la nubosidad en la zona, es decir, saber si las partículas que conforman la nube están en fase líquida, sólida o una mezcla de ambas. ¡Una maravilla!
Mediciones de nieve
Pero no sólo realizamos mediciones en la atmósfera, sino que también visitamos diferentes lugares en busca de nieve que tuviese depositada microalgas.
¿Por qué?, se preguntarán ustedes. No lo hacíamos con fines biológicos, sino con fines radiativos, ya que las microalgas alteran la tonalidad de la nieve y por lo tanto cambian la forma en que la nieve refleja la radiación solar, conocido también por “albedo”.
En cada lugar seleccionado debíamos “entrar a picar”. Es decir, sacar muestras de esta nieve a distintas profundidades y luego llevarlas a un laboratorio levantado en el mismo sitio para realizar un proceso de derretimiento y filtrado (algo totalmente nuevo e interesante para mi). Cada filtro con microalgas era expuesto a radiación y con eso determinábamos el albedo y el cambio en el balance radiativo. Información que nos entrega una idea de cómo está cambiando la temperatura de la zona y cómo podría afectar a diferentes partes del mundo.
Recorriendo la Península
Pero no todo fue medir y trabajar. También tuvimos momentos de esparcimiento y convivencia, una especie de reality show en el que estábamos todos dentro de la Base Profesor Julio Escudero del Instituto Nacional Antártico Chileno. Cada tiempo libre lo aprovechábamos para visitar los maravillosos parajes de este continente. Así, conocí el glaciar Collins, y el glaciar Nelson, ¡imponentes!. También visitamos otras bases amigas, como la de China, Uruguay y Rusia.
Pero uno de los grandes atractivos alrededor de la Bahía Fildes es ver pingüinos en su hábitat natural, por lo que fuimos a Isla Ardley, una pingüinera protegida. Aquí les comparto algunas postales de esta aventura.
Recopilación de imágenes de lugares visitados. Entre ellos, base de Rusia, pingüineras y Glaciar Collins. HAZ CLICK PARA ABRIR CADA IMAGEN.
Parte final… la hora del adiós
Antes de nuestro retorno desconectamos varios de los instrumentos del laboratorio y dejamos todo en orden para los afortunados que llegarán en la próxima campaña 2018-2019. Durante el crudo invierno la base queda desierta y los instrumentos esperando para el siguiente verano.
Con un fuerte viento y frío imperante, el lunes 5 de marzo, emprendimos el vuelo de retorno, pero con la convicción de que el trabajo en equipo nos permitió lograr los objetivos propuestos.
En lo particular, estoy muy agradecido por la oportunidad que se presentó, soy una persona que disfruta de cada viaje y lugar nuevo que conoce. Es por ello, que quería compartir en primera persona mi paso por la Península, la que ha sido una de las mejores experiencias en mi vida. Este viaje fue realmente ¡Una experiencia fantástica!
Escrito por: Juan Crespo. Editado por: Diego Campos. Periodista: Paz Galindo.
Agradecimientos
- Dr. Raúl Cordero y Penny Rowe, principales investigadores del proyecto FONDECYT para caracterización de nubes en la Península y miembros del “Antartic Research group” de la Universidad de Santiago de Chile.
- Andrea Sepúlveda y Camila Ruiz, estudiantes de Ingeniería Física de la Universidad de Santiago de Chile.
- Instituto Nacional Antártico (INACH).
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