La danza de las corrientes: ¿Cómo la energía del océano afecta nuestro clima?
Si algo aprendimos de “House of the Dragon”, es que el poder nunca está asegurado, y las alianzas juegan un rol fundamental para ayudar a mantenerlo o perderlo. En el mundo real, una danza similar se observa entre el océano y la atmósfera, tal como en la serie ocurre con los Targaryen y los Velaryon. Estos dos gigantes del clima mundial están interconectados, a veces colaborando y otras compitiendo, determinando el destino del tiempo en la Tierra. Pero, ¿cómo se relacionan los movimientos oceánicos con los cambios en nuestro clima? Aquí te lo explicamos.
Así como en la serie son la serpiente marina y su familia las encargadas de controlar el océano y transportar bienes y riquezas, las corrientes oceánicas -verdaderos caminos invisibles- trasladan calor (energía) alrededor del planeta. Chile, con sus más de 4000 kilómetros de costa, se convierte en un observador privilegiado del impacto que estas tienen en el clima.
El poder de los océanos

Circulación oceánica
El océano está en constante movimiento.
A través de su transporte de calor, carbono, nutrientes, salinidad y oxígeno a lo largo del mundo, la circulación oceánica regula el clima global además de mantener la productividad primaria y a los distintos ecosistemas marinos. Esta circulación suele dividirse en dos componentes principales. Por un lado, existe una parte más lenta, que predomina en las profundidades y que se origina por la diferencia de densidad entre agua fría -la cual contiene una mayor concentración de sal- y aquella más cálida -menos salada- conocida como circulación Termohalina (Termo= temperatura y halina=salinidad), donde el agua fría y densa de los polos se hunde, siendo reemplazada por aguas más cálidas provenientes del ecuador.
Por otro lado, tenemos una circulación mucho más rápida generada por el viento, dominando la superficie de los océanos. Esta se caracteriza por corrientes de desplazamiento horizontal que se encuentran entre los 50 y 100 metros de profundidad, teniendo diferentes escalas de tamaño. Por ejemplo, la Corriente Circumpolar Antártica (CCA) es la más grande de todas, conectando los océanos Pacífico, Índico y Atlántico; mientras que la Corriente de Humboldt, o de Perú, de menor escala, se desprende de la CCA y se origina al sur de Chile. Además, circula a lo largo de la costa oeste de Sudamérica hacia el ecuador, siendo parte a su vez del Giro del Pacífico Sur. Es en este último tipo de circulación en el que nos enfocaremos.
En Chile la Corriente de Humboldt juega un papel clave trayendo agua fría desde el sur, contribuyendo a la existencia de un clima más templado y seco en la costa, con temperaturas en el mar entre 5 y 10°C más frías que en otras zonas del Océano Pacífico. Sin ella, la costa norte del país no sería el ecosistema rico en vida marina que conocemos hoy, dado que esta corriente causa el ascenso de aguas profundas más frías y abundantes en nutrientes (puedes ver una representación de este proceso en el gif inferior). Es por esto que nuestro país, junto con Perú, es uno de los productores pesqueros más importantes a nivel mundial. Pero, a pesar de que esta circulación permite un océano lleno de vida, también juega un rol en el clima árido presente en zonas como el desierto de Atacama, al enfriar el aire sobre el océano, otorgando una atmósfera húmeda en los primeros 1.000 metros y gran estabilidad atmosférica, llamada capa límite marina, causante de la formación de nubes costeras y nieblas en algunas ocasiones.

Explicación del ascenso de agua fría rica en nutrientes (surgencia)
Los Targaryen y la fuerza de la atmósfera

Esquema de las anomalías de temperatura superficial del mar y de vientos alisios (de izquierda a derecha alisios más débiles y de derecha a izquierda más intensos). Obtenida desde publicación “El Niño y La Niña: una perfecta asimetría“
Así como los Targaryen y sus dragones comparten una conexión única, la atmósfera y el océano forman una alianza que contribuyen al clima del planeta. Por ejemplo, si bien la atmósfera influye mediante el viento, las tormentas y los sistemas de presión, ella no actúa sola, ya que también responde a las condiciones del océano, como lo es la temperatura superficial del mar. Esta variable moldea fenómenos atmosféricos claves, como los vientos, y a su vez, estos vientos impulsan la circulación superficial del océano, creando zonas de intensa transferencia de energía.
De igual forma, durante el transporte de calor desde el ecuador hacia los polos, parte de este se va perdiendo hacia la atmósfera, lo que permite moderar el clima en regiones de latitudes medias y altas. Más aún, los cambios en la surgencia de agua en el ecuador y en las corrientes oceánicas juegan un rol fundamental en el fenómeno de El Niño, donde el océano Pacífico Ecuatorial aumenta su temperatura, desatando sequías en algunas regiones y lluvias extremas en otras. En contraste, en los años de La Niña, el océano se enfría, afectando los patrones de lluvia y viento a nivel global (Puedes leer más de este fenómeno acá).
La atmósfera, a través de su circulación, también puede amplificar o suavizar los efectos de las corrientes oceánicas, creando patrones de viento que impulsan el movimiento de masas de agua. ¿Has oído hablar de las celdas en la atmósfera? Son gigantescas circulaciones de aire en la atmósfera que transportan calor y energía a lo largo de la Tierra, marcando las condiciones climáticas en distintas regiones del planeta. Por ejemplo, en Chile, la Celda de Hadley nos afecta durante todo el año. Como ya vimos en una publicación anterior, esta celda presenta una rama descendente en latitudes cercanas a los 30°, y se caracteriza por escasa humedad, poco o nulo viento, cielos mayormente despejados y altas temperaturas -especialmente sobre el continente de la zona central y norte del país. La combinación de la Celda de Hadley, la Corriente de Humboldt y la topografía de la Cordillera de Los Andes, explica mayormente el hecho de que el desierto de Atacama sea de las zonas más áridas del planeta.

Esquema representativo de un corte latitudinal desde el Ecuador hasta el Polo Sur y la ubicación de las principales celdas de circulación: Hadley, Ferrel y Polar. Obtenida desde publicación “Circulación General: El origen de los vientos en la Atmósfera”
De esta forma, la circulación oceánica redistribuye el calor que el planeta recibe desde el Sol, afectando la temperatura de la superficie del mar y, por ende, la atmósfera adyacente al océano. Este proceso modula la convección tropical y la formación de nubes, elementos clave en la dinámica de la Celda de Hadley.
La danza de las corrientes, ¿cooperación o conflicto?
Tal como mencionamos en la sección anterior, la atmósfera y el océano interactúan entre sí, afectando los patrones del clima de todo el mundo. Así como la relación entre los Velaryon y los Targaryen es una mezcla de alianzas y tensiones, el océano y la atmósfera también tienen un vínculo complejo. A veces trabajan juntos para estabilizar el clima, y otras entran en conflicto, causando fenómenos extremos.
Esta interacción se basa en un intercambio constante de energía entre el océano y la atmósfera en un proceso conocido como cascada de energía, el cual puede desencadenar desde huracanes hasta cambios en las estaciones.
Comprender cómo se mueve la energía dentro del océano es clave para entender el clima global. El océano no solo transporta calor; también influye en las condiciones meteorológicas que experimentamos día a día. Por ejemplo, las corrientes oceánicas pueden afectar las lluvias, las temperaturas y la formación de tormentas. De hecho, algunos estudios sugieren que los cambios en el movimiento de los océanos podrían estar relacionados con la variabilidad climática a largo plazo. Y todo esto sin siquiera considerar el rol que cumple el océano en la absorción de CO2, porque eso ya es materia para otra publicación.
Chile: Un reino en medio de la tormenta
Si Chile fuera un reino en “House of the Dragon“, estaría en una posición estratégica entre los dos gigantes: la atmósfera y el océano. Su geografía única lo hace vulnerable a los cambios en ambos sistemas, tal como mencionamos en esta épica aventura. En nuestro país, donde el mar es una parte fundamental, comprender esta “danza de las corrientes” no solo es fascinante, sino que además es crucial para prever los desafíos que enfrentaremos en un mundo donde el clima está en constante cambio. Después de todo, tal como ocurre en esta serie, solo aquellos que entienden las fuerzas en juego pueden sobrevivir y prosperar.
Este artículo fue escrito especialmente en el marco del mes del mar, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la profunda conexión que tenemos con el océano. Comprender cómo interactúan el océano y la atmósfera en nuestro territorio es clave para adaptarnos y ser resilientes ante un clima cambiante.
¡Nos leemos en una próxima publicación!
Escrito por: Tamara Venegas Yurazeck. Editado por: Manuel Olivares Vasconcelo. Periodista: Paz Galindo Navarro.
Referencias
Delorme, B., & Eddebbar, Y. Ocean Circulation and Climate: an Overview. ocean-climate. org, 12.
Storer, B. A., Buzzicotti, M., Khatri, H., Griffies, S. M., & Aluie, H. (2023). Global cascade of kinetic energy in the ocean and the atmospheric imprint. Science advances, 9(51), eadi7420.
Thiel, M., Castilla, J. C., Fernández, M., & Navarrete, S. (2007). The Humboldt current system of northern and central Chile.
https://forbes.cl/economia-y-finanzas/2024-06-07/chile-es-uno-de-los-cinco-mayores-exportadores-de-productos-acuaticos-del-mundo-segun-estudio
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