¡Feliz 141 años, Dirección Meteorológica de Chile!
¿Has pensado cómo sería un Chile sin información meteorológica? Este 26 de marzo la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) cumple 141 años, pero los registros meteorológicos en sí comenzaron mucho antes, con pioneros que soñaron con entender el clima y predecir el tiempo. ¡Los invitamos a acompañarnos en este viaje y descubrir cómo nació la DMC!
Los primeros vientos de la meteorología
Imagina vivir en el siglo XIX, sin #Meteochile, sin satélites, ni apps del tiempo y con solo algunos instrumentos rudimentarios para medir la lluvia, el viento y la temperatura. No podríamos saber si mañana será un día soleado o si debemos salir con paraguas para no mojarnos. Es en estos tiempos de total desconocimiento que surgen personas curiosas que observaban el cielo y anotaban todo lo que pasaba para tratar de entenderlo.
Si bien, los primeros registros meteorológicos en Chile datan de la década de 1820, antes de eso el conocimiento del clima provenía de relatos de exploradores y colonizadores. Las crónicas de los siglos XVII y XVIII ya mencionaban los fuertes vientos y lluvias del sur, las sequías del norte y los cambios bruscos de temperatura en la zona central. Por ejemplo, el jesuita Alonso de Ovalle describió un viento tan fuerte que afectó a Carelmapu -actual comuna de Maullín, Región de Los Lagos- el 14 de mayo de 1633, con características destructivas que podrían haber sido las de un tornado. Por otro lado, el sacerdote Pedro González de Agüeros contó que en enero de 1791 se levantaba el viento del mar que llamaban “virazón” que refrescaba Chiloé en pleno verano.
Primeras observaciones y datos en Santiago
Entre 1824 y 1850 el químico Vicente Bustillos, uno de los fundadores de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, se puso las botas de agua y empezó a registrar las horas de lluvia en la capital. ¡Todo un pionero! Y por si fuera poco, la Sociedad del Canal de Maipo también se sumó con datos, publicando un registro pluviométrico anual que cubre ese mismo periodo. Por otro lado, Julio S. Zegers, otro amante de las nubes, también aportó su granito de arena con datos de lluvia de 1833, 1843 y 1845, publicados en el “Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura”.
¡Santiago ya era una ciudad de datos antes de que existieran los smartphones!
Otro importante pionero fue Ignacio Domeyko, científico polaco-chileno, quien escribió el primer artículo científico sobre el clima en la capital y realizó las primeras observaciones meteorológicas en La Serena (1838) y Santiago (1847), promoviendo que estas se realizaran en distintos puntos del país. Tal como lo hizo Carlos Anwandter -sí, pariente de Álex Anwandter-, que inició los primeros registros meteorológicos en Valdivia en 1853.
Paulino del Barrio ¡Un visionario del clima!
En 1856, un joven ingeniero llamado Paulino del Barrio tuvo una idea revolucionaria: ¿Qué tal si se estudia el clima para entenderlo mejor? Con solo 23 años y recién titulado, este visionario se convirtió en miembro académico de la FCFM y, en su discurso de incorporación, planteó algo que cambiaría la historia: la utilidad de las observaciones meteorológicas en Chile.
Pero no se quedó solo en las palabras, Paulino logró armar la primera red meteorológica del país, con colaboradores en Concepción, Chillán, Curicó, San Fernando, Rancagua y varias ciudades del norte. ¡Sí, como un “grupo de WhatsApp” del clima, pero con cartas y anotaciones a mano!
El 20 de octubre de 1868, la FCFM dio un paso gigante: estableció la Oficina Central Meteorológica (OCM), a cargo de José Ignacio Vergara, con el objetivo de desarrollar la meteorología en Chile.
¡El sueño de Paulino empezaba a tomar forma! Y dos años después, en 1870, se publica el primer Anuario de la OCM con información recopilada el año anterior.
Expediciones, observatorios y más
Pero la historia no empieza solo con Paulino. Paralelamente, en 1849 llegó a Santiago J.M. Gillis, un teniente de la Marina de EE.UU., al mando de una expedición científica. Su misión: observar las estrellas y, de paso, anotar datos meteorológicos en Santiago. El lugar elegido fue la cumbre del Cerro Santa Lucía.
Tras el término de esta expedición, en 1852 se creó el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) de Santiago utilizando la infraestructura que había dejado Gillis, y que más tarde se trasladó a la Quinta Normal de Agricultura; sede donde el astrónomo alemán Carlos Moesta, realizó las primeras observaciones meteorológicas en junio de 1860, mientras se desempeñaba como su primer director. Estas observaciones se han mantenido sin interrupción desde entonces en el mismo lugar, donde actualmente se encuentra la DMC, en la comuna de Estación Central.
¡Nace la Dirección Meteorológica de Chile!
El 26 de marzo de 1884, todo este esfuerzo se consolidó con la firma del Decreto Supremo N° 714, el cual estableció un servicio que se encargaría de las observaciones meteorológicas simultáneas y la transmisión de datos vía telégrafo a la OCM.
En 1928 se unifican los Servicios Meteorológicos en un solo organismo oficial denominado Oficina Meteorológica de Chile (OMC), dependiente del Ministerio de Defensa. Posteriormente, en 1968, la OMC pasa a depender de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y en 1973 bajo la Ley N° 17.931 la OMC pasa a denominarse Dirección Meteorológica de Chile.
Desde esas primeras anotaciones a mano, la meteorología ha avanzado a pasos gigantes. Hoy, la DMC utiliza satélites, modelos numéricos y equipamiento de alto nivel, además de contar con profesionales altamente especializados.
La meteorología no es solo saber si llevar paraguas o no. Es una ciencia clave para la agricultura, la minería, la energía y la prevención de desastres naturales. En un mundo donde el cambio climático es una realidad, el trabajo de la DMC es más importante que nunca.
Así que, la próxima vez que revises el pronóstico del tiempo en www.meteochile.gob.cl, recuerda que detrás de esos datos hay 141 años de historia, ciencia, dedicación y compromiso.
¡Feliz aniversario, Dirección Meteorológica de Chile! Que sigan los pronósticos precisos y los días soleados (o lluviosos, como también les gustan a muchos).
Escrito por: Paz Galindo Navarro. Editor: Consuelo González Cornejo & Manuel Olivares Vasconcelo. Figuras: Álvaro Constanzo Gatica.
Referencias
Ensayo “Inicios de la Meteorología en Chile a mediados del siglo XIX de PhD Patricio Aceituno, Profesor Emérito de la U. de Chile.
González-Reyes, Á., & Muñoz, A. A. (2013). Cambios en la precipitación de la ciudad de Valdivia (Chile) durante los últimos 150 años. Bosque (Valdivia), 34(2), 200-213.
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