¡Confirmado, los halos en el Sol sí predicen la ocurrencia de sismos!

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Científicos han revelado que el impresionante halo solar observado en el cielo días antes del sismo 6,3 Mww ocurrido el pasado viernes 13 de diciembre podría ser la clave para predecir futuros movimientos telúricos. Según sus investigaciones, este tipo de nubes estratosféricas actuaría como una especie de “alarma natural”, vinculando cambios atmosféricos con actividad tectónica. Sin embargo, antes de que empieces a mirar al cielo buscando señales de terremotos, te recordamos algo importante: ¡hoy es el Día de los Inocentes! No existe ninguna relación científica entre los halos solares y los terremotos, así que respira tranquilo y disfruta de la siguiente cápsula meteo-telúrica que tenemos para ti.

Baby I can see your Halo, dijo Beyoncé

Los Halos en el cielo son un fenómeno óptico de origen meteorológico que trata sobre la interacción de la luz solar o lunar y un tipo particular de nubes, conocidas como cirrus. Esta nubosidad se encuentra a gran altura, por lo que el agua presente en ellas se encuentra en forma de cristales de hielo que desvían los rayos de luz en una geometría esférica. Así, un observador desde la superficie lo verá como un círculo alrededor del Sol o la Luna (lo que formalmente conocemos como un Halo).

Tal como lo describe artísticamente Olafur Eliasson, la percepción de la interacción física de la luz con cuerpos de agua en la atmósfera, como el arcoíris, depende de la posición de la fuente (el Sol o la Luna) y el observador (quien percibe el fenómeno), además del estado de la atmósfera (presencia de vapor de agua o hielo). Basta con que alguno de estos elementos no se encuentren en el momento o lugar indicado para que el fenómeno no sea percibido.

Olafur Eliasson: Exposición In Real Life en el Tate Modern. Instalación Arcoíris Beauty (1993).

Pero entonces, ¿por qué el dicho “círculo en el sol, aguacero o temblor”?

Lo cierto es que no existe relación entre la meteorología y la tectónica de placas, mucho menos si ahora sabemos que los halos dependen de la posición circunstancial del observador. No obstante, la presencia de cirros en el cielo sí puede ser un predictor de precipitación, si se está en el lugar correcto:

Supongamos que estamos en Concepción-Chile (ilustración inferior) y que en altura existe una corriente de vientos intensa, conocida como corriente en chorro o jet, que puede transportar vapor de agua desde zonas convectivas a cientos de kilómetros (probable sistema frontal) hacia el continente. Cuando estas masas de aire húmedo interactúan con la cordillera, dan lugar a la formación de nubes tipo cirrus en niveles altos. Además, si el sistema frontal sigue la trayectoria Este-Oeste del jet, es muy probable que en las zonas donde antes se encontraban cirrus, pase un sistema frontal que deje abundante precipitación. 

Parece algo rebuscado, ¿no? Por eso en el Blog MeteoChile somos más fanáticos del conocimiento popular “Norte claro, sur oscuro… aguacero seguro”, pero esta historia ya fue contada en “Cazando mitos meteorológicos”.

Ok Sr. Mentirólogo… Quizás el aro en el sol sea falso, pero ¿y el calor del verano?

Consideremos los grandes sismos ocurridos en Chile desde 1570 hasta el 2020, con datos otorgados por nuestros amigos del Centro Sismológico Nacional, para crear la siguiente figura. En ella, observamos que, si bien existe un número importante de eventos que han ocurrido durante la temporada de verano (diciembre, enero y febrero), el resto de eventos significativos se distribuyen de la misma manera durante el resto del año. Con esto, ilustrativamente queda en evidencia que tampoco existe una relación entre el clima estacional y los terremotos.

También, desde el punto de vista tectónico, la temperatura bajo la superficie terrestre es insensible a los cambios de temperatura de la atmósfera más allá de los 20 metros. Recordemos que en las zonas de subducción, donde ocurre la tectónica de placas, se encuentra entre los 20 a 100 km de profundidad, lugar donde la temperatura varía entre los 400°C y los 1200°C. Entonces se necesitaría un cambio de temperatura muy, MUY grande (mucho más grande que el cambio de temperatura que percibimos entre invierno y verano) para que evidenciemos un cambio en la tectónica de placas1.

Así que mantén la calma y disfruta cuando veas estos hermosos fenómenos ópticos en el cielo o de esos días inusualmente cálidos, porque te aseguramos que, por más extremos que sean estos eventos, no causarán un terremoto.

 

1 Información corroborada con Denisse Leal Chacana, Geofísica y PhD(c) en Ciencias Geológicas de la Universidad de Concepción, Chile.

 

Escrito por: Álvaro Constanzo Gatica. Editor: Manuel Olivares Vasconcelo. Dibujos: Álvaro Constanzo Gatica. Portada: Alexandra Fuenzalida Artigas. Periodista: Paz Galindo.

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